Chillán, Lunes 25 de Noviembre  2024
27 de abril de 2021
Eduardo Granados, de 33 años, es venezolano radicado en Chile hace 3 años, y desde el 15 de febrero su vida dio un giro. “Fui notificado como contacto estrecho y cuando estaba terminando la cuarentena, me empecé a sentir mal. Yo sabía que tenía COVID-19, pero de un momento a otro me compliqué y pensé que me moriría. Llegué tan mal a la Urgencia del Hospital, que me internaron en la UCI y me conectaron a ventilación mecánica. Pasé 15 días en esa Unidad y después de eso, ya no fui el mismo, porque tuve que empezar desde cero”.
Durante el período en la Unidad de Cuidados Intensivos, su mujer y dos hijos, supieron de él diariamente gracias a las llamadas telefónicas en las que les contaban de su evolución médica. Si bien, estuvo durante mucho tiempo estable, seguía grave. Él recuerda que en un momento de la hospitalización uno de los médicos a cargo, le habló. “El doctor me dijo que tenía que recuperarme. Tras esto vino una etapa dura, porque al despertar del coma inducido, estás confundido, no sabes dónde estás ni por qué. Además te das cuenta, que no tienes las fuerzas necesarias ni para hablar, caminar o hacer lo que antes hacías”.
La recuperación de Eduardo
Una vez que fue dado de alta, Eduardo tuvo un proceso de rehabilitación que incluyó terapia kinésica, fonoaudiológica y ocupacional debido a las secuelas que presentó y que él mismo destacó. “Los primeros días luego del alta médica me costó hablar, por el daño que tenían mis cuerdas vocales, también tuve complicaciones para volver a caminar, porque temía caerme e incluso ahora, me da miedo abrir la reja y salir por la posibilidad de contagiarme de nuevo, ya que si bien me recuperé, estuve muy grave. Por eso, estoy muy agradecido de todos los funcionarios del hospital, desde los médicos, enfermeros, kinesiólogos hasta de la persona que hace el aseo, porque gracias a todos yo estoy vivo y puedo valorar estar respirando, hablar, caminar solo de nuevo y estar con mi familia que son y serán siempre mi motivación”.
Su caso se suma a las otras 287 personas que desde agosto del año pasado, han sido tratadas en el Programa de Rehabilitación Domiciliaria (REDOM) del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación, luego de una hospitalización prolongada por COVID-19 en el Hospital Clínico Herminda Martín.
Los pacientes que ingresan a esta unidad, reciben terapias diferenciadas para recuperar las funcionalidades pérdidas en la hospitalización. Son atendidos por un equipo multidisciplinario compuesto por kinesiólogos, terapeuta ocupacional y fonoaudiólogo, además de médico y enfermeros. En los últimos 8 meses, el programa realizó un total de 3 mil 103 atenciones solo en pacientes graves de coronavirus.
Raúl Medel,
Terapeuta Ocupacional a cargo de la recuperación de Eduardo Granados,
explicó algunos de los síntomas que presentó en sus primera evaluación, como
fatiga, disnea, falta de fuerza muscular y también mucho miedo a salir a la
calle y tener contacto con otras personas, por eso “en la primera visita
hicimos un listado de sus intereses y roles, para luego preparar una educación
sobre el COVID-19 y trabajamos con actividades de la diaria, logrando que se
atreviera de nuevo a salir a la calle, respetando todas las medidas de
autocuidado y lograr que fuera a un negocio e hiciera una compra”.
Ahora, después de estar hace ya un mes en su hogar, sigue las recomendaciones sanitarias al pie de la letra y es testimonio del daño que puede originar el COVID-19 en quienes lo padecen en su forma más grave.
Rehabilitación para distintas patologías
Historias como la de Eduardo, son comunes para quienes trabajan en Redom. Danilo Méndez, kinesiólogo coordinador de esta instancia asegura que es muy relevante que la comunidad refuerce los cuidados para prevenir enfermar de COVID-19. “Se debe tomar en serio esta enfermedad, por eso, usar mascarilla, no reunirse con familiares ni amigos, lavarse las manos frecuentemente, ventilar los espacios cerrados y mantener la distancia física de los demás son medidas esenciales para evitar el contagio”, sostuvo el kinesiólogo.
“Nuestro programa, además de tratar pacientes COVID-19, también atiende otros casos originados por ACV, neumonías, prótesis de rodilla o fracturas. Para ingresar a él es necesario cumplir con algunos requisitos como estar estable hemodinámicamente, residir en el radio urbano de Chillán y Chillán Viejo, no necesitar tratamientos endovenosos”, puntualizó Méndez.
Francisco Ramírez 10, Chillán - Región de Ñuble - Chile
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