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12 de noviembre de 2020
Numerosos cambios ha generado la pandemia en la rutina diaria de las personas. Y uno muy importante, que afecta la salud de ellas, tiene relación con los hábitos de sueño, enfermedad donde se ha registrado un aumento de las consultas por diversos trastornos que tienen como las causas más frecuentes el insomnio y los trastornos respiratorios.
De acuerdo con la neuróloga y especialista en trastornos del sueño, la Dra. Paula Ortega, esta realidad ha aumentado debido a diversos factores como “el elevado uso de pantallas, el teletrabajo, la disminución de la exposición a la luz solar y menor actividad física, entre otros, situaciones que influyen directamente en la dificultad de conciliar el sueño o bien en la modificación de los horarios en los que uno duerme o está en vigilia. Además, muchas personas han aumentado de peso, debido en parte a la disminución en su actividad física y eso los hace propensos a roncar y presentar apneas de sueño”.
Usualmente la comunidad trivializa los trastornos del sueño, restándoles importancia. No obstante, la especialista explica que la cantidad de tiempo que dormimos –que para un adulto debe ser entre 7 y 9 horas- afecta la salud física de las personas, cuando el mal dormir es crónico, se genera un aumento del riesgo cardiovascular (por ejemplo: infartos cerebrales) y también de algunos tipos de cáncer.
A esto, agregó, que existe un claro aumento en la accidentabilidad, ya que la persona que no tiene un descanso reparador presentará disminución en su capacidad de atención, fallas de memoria, irritabilidad y estará más propensa a sufrir trastornos de ánimo.
“Debemos considerar que el sueño normal tiene promedios de horas diferentes para niños y adultos. Tras ese descanso, las personas deberían despertar con energía y ganas de iniciar sus actividades, estar atentos a las condiciones ambientales, y si esto no ocurre, es necesario revisar la rutina de sueño, tanto en la cantidad como en la calidad del mismo: ordenando los horarios destinados al descanso, apagando las pantallas al menos una hora antes de irse a la cama, y levantándose temprano”, puntualiza la dra. Ortega.
Los niños también se ven afectados
Según la facultativa, este problema que también se presenta en el caso de niños y jóvenes, se hace evidente debido a las nuevas condiciones de escolarización, pues por ello, este grupo se conecta a elementos electrónicos gran parte del día e incluso ven a sus amigos mediante celulares o computadores, retrasando esta actividad, la hora del sueño.
“En niños y jóvenes se ven incluso casos en que invierten el ciclo de sueño y vigilia (circadiano) y eso obedece en gran medida, a la falta de rutinas y al aumento de exposición a las pantallas de aparatos electrónicos, que al emitir luz azul inhiben la secreción de la melatonina e influye en la dificultad para dormir”, comentó.
Por otra parte, en adultos el insomnio se asocia mayormente “a la ansiedad que les genera la sobrecarga de trabajo –de la casa más el teletrabajo- y los cambios de horarios, donde muchas veces no hay un plazo determinado”, aseguró la especialista.
Tanto en el caso de los adultos y de los niños, la especialista recomienda no automedicarse para superar el insomnio, pues esto genera riesgos y no resuelve el problema.
Recomendaciones generales
Para revertir estas complicaciones, es necesario realizar algunas acciones que nos ayuden a descansar de manera óptima:
Según la especialista, es importante no automedicarse, pues el insomnio se genera principalmente por factores conductuales, por eso basta con organizarse y en la mayoría de los casos no es necesario el uso de fármacos.
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