Chillán, Jueves 21 de Noviembre  2024
24 de agosto de 2023
Para quienes sufrieron las consecuencias de las inundaciones por las intensas lluvias, el desborde de ríos y deslizamientos de tierra, una vez que se retira el agua, el barro y los sedimentos de las casas, la preocupación se enfoca en las enfermedades que se pueden contraer por la exposición a virus respiratorios o a infecciones digestivas por el consumo de agua o alimentados contaminados.
“Cuando ocurre la inundación, el agua que irrumpe en las viviendas es turbia y muchas veces arrastra fecas y sedimentos. Principalmente el riesgo con el agua estancada o servida es al ingerirla porque puede provocar diarreas o hepatitis. Así que hay que tener especial cuidado con el lavado de manos con agua y jabón frecuentemente, consumir agua potable siempre y si no se dispone de ella, hervirla al menos 3 minutos. No hay que consumir alimentos como verduras, por ejemplo, que hayan estado en contacto con aguas o barro contaminado”, explica la directora del Hospital Herminda Martín, doctora Luz María Morán.
EVITAR LA HUMEDAD Y VENTILAR
La combinación de humedad como efecto de las fuertes precipitaciones, sumado a la circulación de virus respiratorios, configura un escenario propicio para contraer enfermedades respiratorias o complicar estos cuadros de salud, por lo que las autoridades sanitarias llaman a extremar las medidas de prevención y cuidado de las personas más vulnerables.
Pese a que esta contingencia sanitaria dificulta la habitabilidad de muchas personas que vieron dañadas sus viviendas, la directora del Hospital insistió en la importancia de ventilar las habitaciones de la casa regularmente, cuidando de no exponerse al frío directo al hacerlo.
Especial precaución hay que tener con los niños y niñas menores de dos años y personas mayores de 65 años, considerando además que se mantiene la circulación de virus respiratorios que les afectan en esta temporada.
“La ventilación es fundamental para que no se genere humedad y porque la concentración de los virus causantes de enfermedades respiratorias u otros agentes contaminantes en el aire que las agravan será más baja y saldrán más rápido de la casa que con una mala aireación”, explicó la doctora Morán, quien aconsejó ventilar al menos 10 minutos cada 1 hora, abriendo ventanas y cuidando de no exponer al frío a las personas vulnerables.
“Sabemos que es difícil para las personas, en estas situaciones de emergencia, aplicar restricciones o medidas adicionales, pero es muy importante hacerlo, si las condiciones lo permiten, para evitar las complicaciones de las afecciones respiratorias”, explicó la directora.
La recomendación es ventilar en el período más cálido del día, hacia el mediodía generalmente y tener en cuenta que mientras más personas vivan en una casa, la ventilación es esencial e idealmente debe ser más frecuente.
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